PLANTEAMIENTO DE LA CUESTIÓN Y EL PROBLEMA:
Siendo la cuestión de la ética
una de las tareas filosóficas más clásicas, y habiendo planeado correctamente
Fernando Savater el problema para el siglo XX, quizás podamos realizar algunas
preguntas propias para este nuevo siglo:
-
¿Hay problemas éticos nuevos ya para este siglo de la
Globalización?; y de ser afirmativa la pregunta, ¿cuáles serían?
-
Siguiendo a Paulo Freire y su Pedagogía de los oprimidos, ¿hay clases y/o estratos y/o colectivos
sociales que se benefician más y que claramente salen perdiendo can la actual
situación de falta –o sobre- de ética en el Mundo global que habitamos?
-
¿Qué praxis podríamos proponer como alternativa para
modificar la actual situación respecto a la ética –si hiciese falta proponer
alguna?
No siendo la hora de las
respuestas concluyentes (y quizás esa hora nunca llegue) podemos adelantar
algunas hipótesis:
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En el reino global del mercado –sobre todo tras la
“crisis de la deuda” desde el año 2008, el Mundo vive sumido en la peor de sus
crisis: una crisis de la ética a escala planetaria, que se esconde tras las
gravísimas crisis de orden económico, político, social y humanitario.
-
Esta CRISIS
GLOBAL DE LA ÉTICA perjudica claramente a los colectivos y clases más
desfavorecidos por el imperio del mercado: las personas pobres –sobre todo del
Sur, y más desprotegidos/as: los/as niños/as y los/as ancianos/as, ante la
adolescencia de un Estado del Bienestar en esas regiones del Globo-; las
mujeres, y las clases medias –principalmente del sur de Europa, ya que
las de las regiones del Tercer Mundo ya están acostumbradas a “buscarse la
vida” manteniendo una conciencia de clase en sí y para sí-.
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En relación a los temas nacionales y religiosos, dejo
el debate a los/as colegas antropólogos/as.
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Se propone como praxis LA MICROFÍSICA DEL PODER
de M. Foucault, siendo que los/as poderosos/as no están dispuestos/as (ni en
las finanzas, ni en la política ni en lo social) a dar ejemplo y comportarse
con dignidad, honestidad, discreción y fraternidad –¿qué podemos esperar de esa
tropa: los Rato, los Montoro, las Merkel, los Chávez, etc.?-.
DESARROLLO DE LA CUESTIÓN:
Llegados a
este punto debemos matizar la primera cuestión: la denominada “crisis global de
la deuda” no comenzó en los Mercados de Valores, sino en el mercado hipotecario
de los Estados Unidos, debido a la codicia de los/as de siempre. Esto nos da la
primera pista acerca del carácter ético de esta crisis. La misma se ensanchó
por el planeta rápidamente –a la velocidad de los Megas de los ordenadores de
los/as agentes de Bolsa-, ensuciando de aceite pringoso los mercados (siempre y
por definición especulativos) del Mundo.
La falta de
respuesta coherente y coordinada del autodenominado G-22, pese a las propuestas
europeas (sobre todo de Francia y España) y latinoamericanas (fundamentalmente
del Brasil), e incluso de los EE. UU. con Obama, nos han dejado a todos
huérfanos de políticas económicas anticíclicas por el poder germánico
hegemónico en la vieja Europa.
La impotencia
de las regiones más pobres (África sub-sahariana; América Latina y el Caribe
con las excepciones de Cuba, República Dominicana, El Salvador, Costa Rica,
Nicaragua y gran parte de Sudamérica; y la mayoría de los países asiáticos) y
la codicia de gobernantes corrompidos y empresarios/as corruptores y
corrompidos, han dejado desamparados a millones de personas que sufren
desnutrición y guerras. Entre otras cosas, para que el ordenador portátil del
autor de estas reflexiones cargue sus baterías mediante el coltán. Estos países
adolecen de un Estado del Bienestar que proteja a esos personas, ya que desde
el Norte desarrollado siempre se ha privilegiado la “distribución internacional
del trabajo” sobre políticas de distribución y redistribución de las riquezas.
Pero en el
Tercer Mundo las clases medias has asumido su condición de tales y han
aprehendido a defender su estatus, tejiendo redes solidarias, muchas veces
mediante las TICs. Las clases medias de Europa –sobre todo de Gracia, Portugal,
España e Italia- están aprendido ahora (a base de “primaveras” como el 11M
español) que nadie regala nada en el mercado.
Y respecto al
famoso “mercado”, ya está bien de invisibilidades de las manos: corramos el
velo alienante para ver la realidad de sus rostros: los Morgan, los Botín, los
especuladores alemanes, argentinos, ingleses, hindúes, sudafricanos, etc. En
definitiva: el mercado ya hace al menos un siglo que ha dejado de producir
bienes y servicios para la mayor ergonomía de las gentes, para producir
aquellos que le son propio para la especulación que les permite a los Bill
Gates vivir mejor que el Sah de Persia.
No nos
interesan tanto en estas líneas, exponer cuestiones antropológicas como las de
los pueblos nacionales y las identidades étnicas y religiosas afectadas en este
conflicto ético de clases, ya que creemos que –pese a la importancia de
las mismas, descuidada por algunos filósofos como J. Habermas-, corresponden a
análisis culturales ajenos a estas reflexiones éticas.
Y visto que ningún/a
poderoso/a parece dispuesto
(desde las finanzas y la economía, desde la política o desde el espacio de la
sociedad civil como los sindicatos) a
dar el ejemplo en toda la magnitud necesaria para afrontar esta crisis, proponemos una acción en las “trincheras”
de esa sociedad civil para –con Gramsci y con Foucault-, reivindicar
una praxis política moralmente más justa: la de la ética de la salud mental
y corporal igualitaria, la de la educación como principio igualador de las
personas, la de la libertad, la igualdad y la de la solidaridad.
EN
DEFINITIVA, REIVINDICAMOS LA ÉTICA DEL SOCIALISMO DEMOCRÁTICO.
Ayuntamiento de Lisboa, epicentro de la Revolución de los Claveles.